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Cómo solucionar mis problemas


Todos tenemos problemas, a veces son tan pequeños y fáciles de solucionar que no nos damos cuenta de ellos.

Pero a veces son problemas tan grandes que nos llevan a perder horas de sueño, concentración en el trabajo o en los estudios, incluso llegan a afectar nuestras relaciones de pareja o con los amigos (ver cómo agradar a los demás).

Lo peor es que, cuando el problema es de verdad importante, nos da la impresión de que no podemos solucionarlo, que va a estar ahí de forma permanente, esto nos genera un grado importante de estrés que puede llevarnos incluso a enfermar.

En este post no vamos a eliminar tus problemas, no somos magos. Te vamos a dar las herramientas para que puedas enfrentarte a ellos tú solo, de manera objetiva y de esa forma solucionar aquello que ahora mismo te puede parece lo peor que te ha pasado en la vida.


1. Dale al problema su valor exacto, no lo agrandes

"Si el problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Si el problema no tiene solución ¿por qué te preocupas?".

Este antiguo proverbio oriental es muy simple pero cierto. En realidad el problema no es el problema en sí, si no como te enfrentas a él.

Si te agobia, si pasa a afectarte en otros momentos de tu vida donde nada tiene que ver, estás magnificando su importancia y por tanto amplificando el problema (ver cómo calmar la ansiedad).

Esto a su vez hace que no razones con frialdad, dificulta encontrar las soluciones adecuadas y genera nuevos problemas asociados que no habrían aparecido si le hubieses dado la importancia que se merecía, no más.

El ejemplo más frecuente de esto son cuando tenemos un problema en el trabajo y seguimos pensando en él en casa. Al final no encontramos solución y además nos empeora las relaciones con la familia, generando nuevos problemas que no existían.

Mi primer consejo, dale al problema su valor exacto, no lo agrandes, no lo saques de su contexto y de esa forma estarás más cerca de aplicar los pasos siguientes para solucionarlo.

2. Cómo enfrentarse al Problema

En el libro Cómo dejar de preocuparse y empezar a vivir, Dale Carnegie recomienda una forma simple de enfrentarse a los problemas, como me gustó te la resumo aquí.

Piensa en lo Peor

Bien, ahora que has decidido enfrentarte al problema lo primero que tienes que hace es pensar en lo peor que te puede suceder si no encuentras solución al mismo.

Piénsalo, incluso escríbelo en un papel.

Si te has equivocado en tu trabajo, si tu jefe no te soporta, si estás en un puesto en el que no te valoran desde hace años y ya no puedes seguir así, ¿qué es lo peor que te puede pasar?

No vas a ir preso por ello, no te van a deportar a una isla remota.

Lo peor que te puede pasar es que pierdas tu trabajo, nada más. Sí, es duro, pero estamos pensando en lo peor y el peor escenario casi nunca pasa (ver cómo impresionar a tu jefe).

¿Y en casa? Tienes problemas de pareja, con tus hijos, o con tus padres.

¿Qué es lo peor que te puede pasar?

Que tus hijos te dejen de hablar por un largo tiempo, que tengas que irte de casa de tus padres a vivir solo, o que tengas que divorciarte de tu pareja definitivamente.

Repito, siempre piensa en el peor resultado y recuerda, este es muy poco frecuente que suceda, tan poco frecuente como ganarse la lotería.

Asume lo Peor

Una vez que hallas determinado cuál es el peor escenario posible, asúmelo.

Asume que pasaría si te quedaras sin trabajo o si tuvieras que separarte de tu pareja (ver Cómo aprender a olvidar). ¿Cómo vivirías? ¿Qué tendrías que hacer? ¿Cómo tendrías que empezar de nuevo?

Sí, tendrás que buscar otro trabajo, o vivir solo y empezar de cero, pero aunque no lo creas, estás perfectamente capacitado para ello, y por muy malo que te pueda parecer, siempre hay vida detrás de la peor situación posible.

Esta será como tu red de seguridad, más bajo no podrás llegar.

Dedicate a solucionar el problema

Una vez que interiorices el peor resultado posible y veas que, pese a todo, seguirás adelante, podrás tener la calma para solucionar el problema. ¿Por qué? Por que ya sabes lo peor que te puede pasar y lo tienes asumido, toda otra solución será mejor.

Por tanto ahora ya no te preocupará el problema en sí, si no que te preocuparás por encontrar la solución. Ahora puedes dedicar tu cerebro a encontrar una solución sin tener miedo a lo que pueda pasar.

Asumir lo peor, será como tu red de seguridad, ahora puedes trabajar con tranquilidad para resolver el problema, y eso es lo que tienes que hacer, intentar solucionarlo, con el mínimo de preocupación posible, para que las ideas fluyan fácilmente.


No dejes que el Problema se Perpetue, Actúa

Una vez que has dejado de preocuparte, no dejes el problema ahí, no va a desaparecer por sí solo.

Analízalo a fondo, valora todas las puntos y decide como solucionarlo. Una vez que lo hayas hecho, Actúa...

Una vez que hayas decidido que hacer, no esperes, no busques excusas.

Pon en práctica esa decisión e intenta solucionar el problema lo antes posible. Si se demora en solucionarlos, normalmente los problemas suelen empeorar o generar nuevos problemas.

Te repito, una vez que hayas tomado la decisión que consideres correcta, llévala a cabo, no importa que sea errónea, el riesgo de no hacer nada es mayor que el de equivocarse.


Siempre tendrás problemas que resolver

Recuerda esto, siempre tendrás problemas, de un tipo o de otro; siempre tendrás una situación desagradable a la que hacer frente.

Algunas veces será más grave y otras veces, más sencilla, pero siempre tendrás un problema, o en algunos casos, varios problemas que solucionar.

Que esto no te agobie, ni te haga sentir una persona desafortunada, nos pasa a todos, en todo momento. Lo que nos diferencia es como nos enfrentamos a ellos.

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